Me saludo con aquella, notablemente ensayada para, cordial sonrisa. Mientras, yo apretaba cada 15 segundos-aproximadamente-las manecillas del reloj, saltaba de la grande a la chica y cuando podía tocaba la rápida, la de los segundos.
Me paso algo curioso, vi un libro tirado en el piso y me acorde de nuestro juego ¿te acordas, ese de entre tantos? Cuando jugamos a imitar, yo Borges, vos Cortazar. Nunca antes había aceptado una derrota con una sonrisa. Que gracioso, cuando no podías salir de tu papel, y casi llorando me pedías que te ayudara a volver a ser vos ¿Te acordas o no? Entonces, como te conozco tan bien, aunque eso te moleste, con una mano en tu cabeza te di otro papel, pero este no tenia autor. Funciono, obviamente, vos volviste a ser vos y aturdida de contenta me abrazaste con torpeza propia de tu autoría. Patente: tus pechos en mi pecho, tu cabeza en mi cuello, tus brazos atrapando mis hombros; PARAISO. Y me pedías que te regale ese papel y como no dártelo si lo escribí para vos… ¡Uy! que idiota, no tenia que decir que era para vos, bueno ya lo escribí no hay forma de volver a-tras.
Que hablé de mas podría decir el detective menos perspicaz, y si, ciertamente lo hice. Dije cosas que no debía y termine dando una pista, pero bueno posiblemente solo vos leas esto, y con tu salvadora incredulidad solo vas a pensar que es un verso mas en mi poesía.
Jugando con el tiempo.
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