La palabra que no digo, ocupa cada rincón de mi mente, esta tallada en los arboles de mi barrio, esta marcada en la puerta de mi habitación, esta escrita en las hojas de mi cuaderno y esta tatuada en mi piel.
A la palabra que no digo, la escribi junto a tu nombre, asi que tampoco la escribo.
La palabra que no digo, invade mi mente cada vez que pienso en vos, secuestra mis pensamientos si se refieren a vos y se dibuja con mi sangre si llego a sangrar.
La palabra que no digo, me hace sufrir, pero también me hace feliz.
La palabra que no digo, es la peor que se me pudo ocurrir, pero es la mejor de las que nunca dije.
La palabra que no digo, se refiere a vos, y me quiebra la voz si trato de pronunciarla y se me traba la lapicera si empiezo a escribirla, aunque no estoy seguro, no sere yo, por miedo, el que no quiere escribirla.
La palabra que no digo, me hace pagar por cada segundo que respiro, pero me premia por cada vez que pienso en vos.
Y la razón de todo esto es que, la palabra que no digo, por desgracia es la que siento.
La palabra que no digo.
Carta a un amor inexistente.
Te escribo a vos, porque sé que cuando leas esto no vas a saber que es para vos.
Te escribo a vos, porque siento por vos lo que nunca sentí por nadie, pero no me animo a decírtelo.
Te escribo a vos, porque vos sos la única que me hizo sentir la palabra que no digo.
Te escribo a vos, porque ya se me hizo costumbre escribirte, aunque me duela que no lo leas.
Te escribo a vos, porque por vos hice algo que jamás me sentí capaz de hacer, la estupidez más grande. Aunque creo que cometí dos.
Te escribo a vos, porque todas las noches lo hago, pero vos no sabes por qué.
Te escribo a vos, persona indescriptible, sustantivo indescifrable, razón de mi infelicidad y de mi felicidad.
Te escribo a vos, porque si pienso en vos me vienen mil palabras a la boca, pero solo me animo a escribirlas.
Te escribo a vos, porque si no te escribo te sueño, ¿no es lo mismo?
Te escribo a vos sabiendo que ya tenes quien te escriba, pero la cuestión es, que ese quiero ser yo.
Creo que ya deje en claro porque te escribo, lo que no deje en claro es quien sos vos, pero eso es parte de mi comedia, puedo decir tu nombre, pero no me atrevo a escribirlo y la razón de esto es, que no me siento digno de usar la palabra que determina tu nombre, esa palabra es divina y tengo miedo de abaratarla con la gracia de mi mano, esa palabra es hermosa tal y como esta y nadie tiene derecho a ensuciarla con cursilerías, aunque a pesar de que esta sea una grande, en ningún momento pronuncio tu nombre.